Sobre «Saturno»


Sobre «Saturno»

 Del texto original quizás convenga aclarar una imagen de la tercera estrofa (que yo he querido conservar en la traducción): la de la vida o el amor que, para perdurar, deben pagar un precio al dios del Tiempo, y ese precio no es otro que envejecer. Brassens recurre a una metáfora erudita: «la gabela sobre la sal», un impuesto que se pagaba en la Francia medieval; todos los ciudadanos, a partir de los 8 años de edad, debían comprar semanalmente -a un precio fijo- una determinada cantidad de sal. El negocio de ese monopolio real empezó a forjarse en Aigues-Mortes, una ciudad próxima a Sète, desde donde se controlaban las salinas de la desembocadura del Ródano.

Ahora bien, una vez tomada la metáfora, Brassens le cambia el sentido: su amada, para seguir disfrutando del bien de la vida o el amor (lo que, según hemos visto, sería la blanca «sal» por la que hay que pagar un precio), no paga «por» la sal, sino que paga «con» la sal, es decir, con La primera cana, con empezar a ser vieja. La traducción literal de la tercera estrofa sería: «Ahora te ha tocado a ti pagar las consecuencias del juego de Saturno, te ha tocado a ti pagar la gabela, un grano de sal en tus cabellos».